Escrito del jefe del III./Pz.Rgt. Hermann Göring donde se recoge la queja sobre la conducta del jefe del Pz.Aufkl.Abt. durante un combate en los alrededores de Nápoles y que se saldó con la pérdida de un obús y de un cañón de asalto. El escrito contiene un informe del jefe de la 11. Batería sobre los hechos que condujeron a la pérdida de los vehículos.

Puesto de Mando del Batallón, el 08.10.1943

III.(Sturmgeschütz)/Pz.Rgt. H.G.







Dirigido a:
Panzer-Division Hermann Göring



En el anexo el Batallón incluye un informe sobre el combate del 11.(Sturmgeschütz)/Pz.Rgt. H.G. en Caivano el día 3 de Octubre de 1943 y que se saldó con la pérdida total de un obús de asalto (Sturmhaubitze), la pérdida temporal de un cañón de asalto así como pérdidas personales.

Las pérdidas fueron provocadas en primera línea por el totalmente erróneo empleo de los cañones de asalto ordenado por el Hauptmann Lübke.

Es totalmente impensable que en este tipo de situaciones se ordene operar a los cañones de asalto sin ningún tipo de apoyo de la infantería pues, especialmente durante la noche, los cañones de asalto se encuentran totalmente indefensos.

La orden dictada por el Hauptmann Lübke a las 16:45 de combatir a los carros de combate enemigos desde una posición de tiro totalmente desventajosa fué en un primer momento rechazada por el jefe de la 11. Batterie advirtiendo sobre las dificultades existentes, orden que finalmente acató.

El Batallón considera inaceptable que las legitimas objeciones de un jefe de batería sean rechazadas por un oficial que no dispone de ninguna experiencia en el combate de cañones de asalto con las palabras "ó vosotros ó los Sherman" y que conducen, como ha sucedido, a la inútil pérdida de material y personal. Mediante el correcto empleo de los cañones de asalto en esta situación se hubieran logrado evitar las pérdidas sufridas y probablemente se hubiera logrado provocar gran daño a las fuerzas enemigas.

El 6 de Octubre de 1943 el Hauptmann Lübke, frente a miembros de la 11.(Sturmgeschütz)/Pz.Rgt. H.G., comentó: "Ah, usted Oberleutnant Jekosch pertenece a la 11. Batterie, la batería Avanti".

Debido a que la 11. Batterie se ha destacado excepcionalmente en los combates librados hasta este momento y que por lo tanto no existe ninguna razón para este tipo de comentarios despectivos el Batallón considera necesario advertir al Hauptmann Lübke sobre su incorrecta conducta.


Hauptmann y jefe del Batallón



06.10.1943

11.(Sturmgeschütz)/Pz.Rgt. H.G.







Informe sobre la pérdida de un Sturmhaubitze 42 perteneciente a la 11. Batterie



Tras la toma de Cardito a las 16 horas por infantería y potentes fuerzas acorazadas enemigas me reuní al norte de Caivano con el jefe del Panzer-Aufklärungs-Abteilung, el Hauptmann Lübke, quien me ordenó que con los cañones a mi disposición llevara a cabo un contraataque. Las incompletas tripulaciones de dos cañones de asalto (varios de ellos habían resultado heridos en combates anteriores) fueron completadas mediante la tripulación de un obús de asalto inoperativo por avería en el sistema de eyección de vainas. Con mi cañón de asalto y junto a los otros dos cañones realizamos el contraataque ordenado. Ante mi reclamación de apoyo de infantería el Hauptmann Lübke respondió: "Reúna usted a todo el personal que encuentre en su camino y lleve a cabo el contraataque". Avanzamos con nuestros cañones lentamente a través de la localidad hasta alcanzar como se me había ordenado el sur de Caivano. Hasta ese momento había logrado reunir un total de 30 soldados de infantería, entre los que se encontraba un Leutnant de la 3. Cia. al que le dije que tenía la orden del Hauptmann Lübke de reunir a todo soldado de infantería posible y con ellos y mis cañones mantener el sur de Caivano. La infantería tomó posiciones. El enemigo nos atacó con un potente fuego de lanzagranadas. Tras aproximadamente 10 minutos el Leutnant de la 3. Cia. me comunicó que el Hauptmann Lübke había ordenado retroceder hasta el centro del pueblo. Retrocedimos con nuestros vehículos unos 200 metros hasta alcanzar el punto ordenado. Entonces apareció el Hauptmann Lübke y ordenó de nuevo avanzar. Esta vez Lübke avanzó con nosotros. En esta ocasión sobrepasamos el sur de Caivano. Poco antes de alcanzar una doble curva en "s" entre Caivano y Cardito detuve mis vehículos y le dije al Hauptmann Lübke que no podía avanzar pues un muro de dos metros de altura situado entre ambas curvas impedía toda visión y la capacidad de disparar desde la curva. El Hauptmann lübke ordenó continuar con el avance. A aproximadamente 10 metros de la segunda curva envié una avanzadilla de infantería para explorar la zona para mí invisible: esta regresó rapidamente y nos comunicó que en la calle se encontraban varios carros de combate Sherman. El Hautpmann Lübke ordenó entonces avanzar por la derecha campo a través y atacar a los carros de combate enemigos. En esos momentos le comuniqué al Hautmann Lübke que esta misión era imposible de llevar a cabo pues la posición de fuego por él ordenada se encontraba a solo 200 metros del enemigo y para alcanzarla era necesario avanzar mostrando al enemigo los laterales de nuestros cañones de asalto. La respuesta del Hauptmann: "Tóme la posición de fuego ordenada inmediatamente; aquí solamente existen dos posibilidades: ó los Sherman ó vosotros". Obedecí la orden. Sobre el húmedo suelo los cañones de asalto avanzaban muy lentamente. Tras 5 minutos logramos alcanzar la posición. Los carros de combate enemigos habían apagado entretanto sus motores y pudieron observar en todo momento nuestros movimientos y prepararse. Aún y así logré realizar todavía un disparo. Apenas un segundo más tarde fuímos alcanzados la primera vez por un proyectíl enemigo. El motor se paró al instante. Intenté lanzar una bengala de humo cuando fuímos alcanzados por un segundo proyectíl en la zona frontal sobre el visor del conductor. La presión del impacto arrancó el blindaje del techo sobre el suboficial artillero. Este segundo proyectíl, que debió de rebotar contra el blindaje frontal, fué desviado contra mi cúpula y acabó resbalando desde mi hombro hasta mi mano para acabar en el suelo del compartimento de combate. En esos momentos grité: "Fuera !". Instantes despues fuimos alcanzados por un tercer proyectíl. La presión del impacto me lanzó fuera del vehículo. Volví a recuperar el conocimiento en una cuneta de la carretera a unos 40 metros del vehículo. Dos soldados de infantería me socorrieron. No sé todavía cómo llegué hasta la cuneta. Regresé con uno de los cañones de asalto que tambien había sido alcanzado de lleno pero que todavía se encontraba maniobrable.


Leutnant