Documento redactado en 1955 por un antiguo miembro de la 3./Pz.Abt. 'Führer-Grenadier-Brigade' donde relata sus vivencias durante el ataque contra la localidad de Heiderscheid (Luxemburgo) como cargador en un Panther de esta unidad.

Notas:
Como relata el Gefreiter, cuando la torreta del Panther Ausf. G se encontraba en la posición 11 horas, el mantelete del cañón impedía abrir la escotilla del operador de radio lo suficiente como para que este miembro de la tripulación pudiera evacuar el vehículo (lo mismo sucedía con el conductor con la torreta en la posición 13 horas). Para estos casos las dos escotillas delanteras disponían de un sencillo dispositivo de emergencia mediante el cuál era posible, tras soltar los sujetadores de las bisagras con el techo del chásis, elevar ligeramente la escotilla (incluidas las bisagras) y empujarla hacia un lado. Desconozco en qué medida este proceso era entrenado por las tripulaciones.

03.05.1955

Rudi Becker - Wipperfürth

Gefreiter, 3./Pz.Abt.FGB





Operación de partes del 'Pz.Abt. FGB' en Heiderscheid el 23.12.1944



Para nosotros, los que veníamos del Este, era algo novedoso conocer a un americano, motivo por el que abandonamos los carros de combate y nos lanzamos a intentar ver a los primeros prisioneros americanos. Desgraciadamente los prisioneros fueron evacuados rapidamente a través de las serpentinas, motivo por el que no se pudo cumplir nuestro deseo. Posteriormente continuamos nuestra marcha hacia el frente, que alcanzamos antes de lo esperado. Tras alcanzar la zona prevista, en primer lugar se discutió la situación y la próxima operación. Se nos explicó que debíamos realizar un falso ataque. Ante la proximidad de la fiesta de la Navidad todos nos alegramos de que nuestra próxima operación fuera de este tipo. Desgraciadamente no sería una bonita fiesta de Navidad para nuestra tripulación, pues el falso ataque tenía sus dificultades. En primer lugar debía explorarse Heiderscheid: ocupación enemiga de la localidad, si el enemigo disponía de armas antitanque, etc. Nuestro vehículo pertenecía a la 3. compañía, pero como eramos el único de esta compañía que participaba en la operación, fuimos subordinados a la 2. compañía y su jefe nos asignó la misión de explorar el pueblo. El Unteroffizier Müller, un suavo, en un primer momento rechazó la misión argumentando que al pertenecer a la 3. compañía no disponíamos del panel de intercomunicación por radio y tampoco teníamos ajustada la frecuencia correspondiente. No sirvió de nada, tuvimos que acatar la orden. En un primer momento en las afueras de la localidad reinaba la paz. Yo trataba de imaginar qué sentirían los americanos al ver que nos aproximabamos. Era conocido que cuando aparecían dos carros de combate alemanes los americanos respondían con siete carros de combate; si no disponían de ellos recelaban de atacar. Al tratar de entrar en el pueblo a través de una cañada vimos huir a soldados americanos y les disparamos dos granadas de alto explosivo. Antes de poder disparar la tercera, nuestro vehículo fué alcanzado por una granada de fósforo. En esos momentos nuestra torreta se encontraba en la posición 11 horas, de modo que el operador de radio no pudo evacuar el vehículo porque su escotilla se encontraba bloqueada. Murió quemado. El conductor Eder logró abandonar el vehículo pero fué abatido, a pesar de no estar armado, por una ametralladora posicionada en la ventana de un edificio a unos 15 metros de distancia. El comandante Müller pudo abandonar con facilidad el carro de combate a traves de la cúpula del comandante y unicamente sufría ligeras quemaduras en la cara. Tras el impacto de la granada yo logré sacar la parte superior de mi cuerpo a través de la escotilla, pero me atasqué y muerto de miedo y sintiendo el dolor en la parte inferior de mi cuerpo provocado por las llamas, me dí cuenta que no tenía la suficiente fuerza para abandonar el vehículo. De repente, detrás de mí escuché gritos y sentí que alguien me agarraba, comprendí que alguien quería salir a través de mi escotilla. Como pude constatar más tarde se trataba del artillero, que normalmente debía abandonar el vehículo a través de la cúpula del comandante. Logré finalmente abandonar el vehículo cayendo al suelo en la parte posterior del carro de combate; el artillero, que había sufrido graves quemaduras, hizo lo mismo dejandose caer al suelo en la zona lateral del carro de combate. Sus heridas tuvieron consecuencias fatales. Se encontraba al lado del carro de combate y gritaba del dolor. Yo, que tenía quemaduras en la cara y en las manos, traté de estirarle hacia la parte posterior del vehículo, pues a pesar de estar indefensos, los americanos disparaban sobre nosotros. Cuando el artillero Schäfer levantó ligeramente su cuerpo fué alcanzado por un proyectíl explosivo que le arrancó el brazo izquierdo. El artillero se derrumbó y fué posteriormente alcanzado en el estómago por otro proyectíl que le causó la muerte instantaneamente. Arrastrándome logré alejarme de las ráfagas de ametralladora y alcanzar los restantes carros de combate estacionados frente a la localidad. El comandante tambien había logrado llegar hasta allí. Al solicitarle al jefe de la compañía un botiquín, este me dijo que no tenían nada. Yo sabía que cada carro de combate normalmente estaba equipado con un botiquín. Desconozco por qué el Oberleutnant no nos dió nada para asegurarnos los primeros auxilios. Puede ser que realmente no tuvieran nada. Yo en todo caso le maldije. Poco después su tripulación corrió el mismo destino que nosotros. Posteriormente retrocedimos hasta la próxima localidad. Ese día llegaron aquí varias tripulaciones que habían sufrido quemaduras al resultar destruidos sus vehículos. Y de este modo la ofensiva en las Ardenas, que para nosotros suponía un gran acontecimiento, tuvo un rápido final. Yo fuí trasladado a un hospital en Miltenberg am Main. Mi mayor alegría fué que un Leutnant de la compañía de cañones de asalto de la brigada me acompañó durante el traslado a la patria y juntos nos recuperamos en el hospital de nuestras heridas. Nos hicimos muy buenos amigos, a pesar de la gran diferencia de rangos que existía entre ambos. Era al fín y al cabo un hombre de las tropas acorazadas, los que mejor entienden de camaradería.



R. Becker informa adicionalmente sobre el combate en Heiderscheid:

En relación a la cuestión de dónde y cuándo el carro de combate fué destruido puedo constatar exactamente: fué destruido el 23.12.44 al mediodía en la localidad de Heiderscheid, Luxemburgo.

El jefe de compañía era el Oberleutnant von Wickeren, 2./Pz.Abt.FGB.

Heiderscheid se encuentra aproximadamente en el centro de Luxemburgo en una carretera que atraviesa el país desde el este al oeste. Creo recordar que la carretera tenía el número 398.

Nuestra zona de preparación se encontraba en Hohscheid. Desde ahí a través de Göbelsmühle nos dirigimos a Heiderscheid, donde tuvieron lugar los hechos narrados.